jueves, 17 de marzo de 2016

MODELO SOCIALISTA
El modelo sanitario socialista o estatalista se caracteriza por propugnar una financiación en su totalidad por los presupuestos generales del Estado, por ofrecer cobertura universal y gratuita a la población, así como la completa gama de prestaciones sanitarias sin excepción. Todo lo que está en la cartera de servicios del sistema se presta en condiciones de equidad gratuidad y universalidad a la población. El modelo socialista puro es incompatible con ninguna estructura sanitaria de tipo privado o de seguros. El modelo socialista puro solo se ha dado en los países comunistas, de los que los únicos ejemplos que quedan en la actualidad son Cuba y Corea del Norte.
Ventajas del modelo socialista puro:
1º      La búsqueda de la eficiencia hace que el estado apueste por la medicina preventiva y la educación sanitaria para incrementar los niveles de salud en detrimento de la creación de servicios asistenciales y medicaciones costosas. Esta estrategia, de hecho funciona, pues los niveles de salud, al menos en sus parámetros básicos como mortalidad en sus diferentes variedades (infantil, absoluta, etc.), morbilidad de enfermedades infecto-contagiosas vacunables, enfermedades hídricas, etc. de por ejemplo Cuba, son comparables a los de cualquier país occidental, cuando no claramente superiores.
2º         El estado hace hincapié en la salud pública: abastecimientos de agua a poblaciones, depuración y eliminación de residuales, salud laboral, atención a grupos vulnerables, etc.
    Inconvenientes:
1º         Alcanzado un determinado nivel de salud, los ciudadanos quieren acceder a medicinas y métodos diagnósticos y terapéuticos más sofisticados, que no sólo los curen, sino que lo hagan en breve tiempo, con comodidad y con garantías. Esto no se consiguió en los sistemas socialistas puros, ya que los procesos con índices pequeños de incidencia no eran adecuadamente atendidos, como tampoco los de difícil diagnostico, lo que, aunque no incidía en el global de salud de la población, afectaba notablemente a los individuos: “Yo quiero que intenten curarme y/o rehabilitarme, sea cual sea mi proceso y sea cual sea el precio”.

2º         Los ciudadanos, al obtener todo gratis, no valoran realmente lo que cuesta la sanidad y el lema “La salud no tiene precio pero es tremendamente cara” no lo entienden, perdiéndose entonces el factor más apreciado a priori, la eficiencia. Además eran sistemas poco eficaces en lo referente al individuo.

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